Esta cita es del libro que se llama El desafío del bilingüismo, de B, Abdelilah-Bauer, y yo añadiría que es uno de los vínculos con los otros, no el vínculo. Pero una historia relacionada con esto es qeu Clara por las mañanas decide el peinado que le voy a hacer y un día me dijo si podía usar “demadea”. Yo le dije que no la entendía y ella insitía “la demadea que me regaló Diego mamá, de flores, la demadea”. Insisto yo en que no entiendo lo que me dice y que vaya a traerlo para ver lo que es, y trajo una diadema. “Ah, Clara, en español se dice diadema” “Y en portugués de dice demadea, mamá” contesta, la muy espabilada ;-)
Le aclaro que en portugués de dice "tiara", y ella pregunta “Vale, pero yo le puedo decir demadea?” “Sí, si quieres sí, le puedes decir como quieras, pero los demás no te van a entender”.
Y si no te van a entender, como a veces no te entenderás aunque hables su misma lengua, para qué, no?
Pero esto lo pensé, no se lo dije, que para qué. No?
Las ideas de este blog y los objetivos son múltiples: reflejar experiencias lingüísticas en ámbitos multilingües, hacer una compilación solidaria de anécdotas sobre el aprendizaje de diferentes lenguas de manera simultánea. E intercambiar reflexiones, claro. El origen está en la narración de estas situaciones a mis hijos y sus risas, su gusto por oírlas varias y varias veces.
La experiencia del multilingüismo vista por una madre......lingüista
Para conocer el fenómeno del bilingüismo/multilingüismo no basta preguntarse sobre los mecanismos biológicos de adquisición de lenguaje, sino que hay que interesarse también por lo que representa una lengua, por la naturaleza de sus vínculos sociales que ella crea y mantiene. B. Abdelilah-Bauer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Por otro lado, está claro que en las familia, grupos sociales, se acaba generando un lenguaje propio, que tiene que ver con los significados que cada palabra, inventada o no, tiene para la familia. Esto se ve muy claramente en los apodos cariñosos familiares.
ResponderEliminarClara está en al fase de hacer suss propias hipótesis y reivindica su derecho a usar el lenguaje como le venga mejor. Leyéndole un cuento de profesiones y cosa de ciudad, el que corta el pelo y la barba se llama "cortadero" y la tienda en la que se compran los instrumentos de música -y la música se toca- se llama "tocadería" . Y ella, con ese aire resuelto dice "es que yo lo llamo así"
ResponderEliminarQue legal seu blog!
ResponderEliminarSou irma da Lelia e amiga da Raquel
Obrigada pelo comentário no meu blog...
Parabéns!
Obrigadona Lidia, gostei do seu tb.!!!!
ResponderEliminarMe meto en este tema para hablarte de una novela que acabo de terminar "Para que no me olvides" de Marcela Serrano. En ella la protagonista sufre una afasia que le impide hablar, leer y escribir. Su incapacidad para usar la lengua, le hace perderse.Se mueve en una especie de nada o limbo habitado sólo por retazos de memoria. Al mismo tiempo que se aisla de los otros y del mundo en general, el vaivén de su memoria la lleva a revisar su propia experiencia y a asumir con lucidez y rotundidad el dolor y la nada en la que habita y afrontar el aniquilamiento de esa identidad, la progresiva negación a la vida, representada en la falta de lenguaje. En la novela hay mucho más, está la reflexión lúcida sobre la mujer y la familia, el pasado reciente de Chile, etc. pero la afasia de la protagonista, la pérdida de voz y palabra es un aspecto muy interesante de la novela. La falta de lenguaje la condena a una soledad profunda, radical. Por otra parte, la afasia de esta mujer, su absoluto silencio inexorable, funciona también en la novela como símbolo de la soledad y el aniquiliamiento en que tan a menudo viven o han vivido las mujeres.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Y por recordame la novela, voy a intentar leerla otra vez, no me acordaba de este aspecto tan interesante.
ResponderEliminarLa voz, la represión o la emisión de la voz es muy simbólico, y muy representativo de una sociedad.
Por otro lado, los estudios clínicos de la afasia se abordan en muchísimos casos desde la Psicología.
Voy a buscar la referencia de la novela y la incluyo en la lista.
Hoy se celebra el congreso COMPROFES y Esther Blanco ha hecho una videoconferencia sobre "lengua de herencia" y en los comentarios -todos muy positivos- había uno que me ha llamado la atención porque decía que las lenguas son "meros instrumentos" y que como tal, si no se usan se oxidan. De alguna medida claro que son instrumentos, así como nuestros ojos, con los que no dejaríamos de ver, no?
ResponderEliminarNo, pero también es verdad que si sólo viéramos de cerca por ejemplo, si estuviéamos mucho tiempo en una habitación cerrada sin ejercitar nuestra vista, supongo que de algún modo se atrofiaría. Aunque, por otra parte, seguramente un buen programa de fisioterapia pondría de nuevo el ojo a punto ¿no? Además, lo del desgaste de la lengua, es relativo ahí operan muchos factores de orden subjetivo y afectivo, relativos a actitudes. Los emigrantes por ejemplo, no en todos "se oxida" la lengua igual. Podemos comparar el efecto que el mismo tiempo de "alejamiento" del entorno nativo en distintos individuos y vemos "grados de conservación" del instrumento muy diferentes. Y sí que creo que hay muchas cosas latentes que se recolocan solas cuando aumenta de forma considerable el input. Todo esto es muy complejo y fascinante.
ResponderEliminarEsther
En relación a este tema de la "Lengau de herencia" y una reflexión hecha con Esther sobre el nombre de la lengua, cito -enlazándolo a su vez con la entrada de lecturas de este blog- unas líneas del libro de Adriana Lisboa (p. 26) "Foi ela [la madre] quem me ensinou inglês e espanhol.[...]Era o que ela sabia fazer, e achava um desperdício não deixar para amim, de graça, como herança em vida, qualquer conhecimento que fosse"
ResponderEliminarCuántas veces he pensado yo eso... que seguramente yo no le dejaré bienes materiales a mi hijo, pero sí la lengua que hablamos y con ella una ventana que se abre a otros paisajes y otro mundo.
ResponderEliminarEsther
Claro, las referencias en la literatura y en los comentarios de conocidos siempre está presente la utilidad profesional y económica de saber lenguas
ResponderEliminarMuchos temas abordados en este hilo.
ResponderEliminarHe recordado por ejemplo que cuando fue a la universidad, en mi residencia universitaria una chica cántabra se empeñó en corregirme cuando yo decía "oliva". Según ella, sólo se podía llamar a ese fruto "aceituna". Yo le decía que ambas formas eran correctas y que seguro que me había entendido, y por tanto el problema era inexistente.
Por otro lado, el personaje con afasia me ha recordado al protagonista de Le scaphandre et le papillon (La escafandra y la mariposa), de Jean-Dominique Bauby. No he leído el libro pero he visto la película. Un editor sufre una parálisis y sólo puede mover un párpado. Con el movimiento de dicho párpado consigue comunicarse, pero los primeros pasos son frustrantes y se sumerge en una reflexión sobre su vida. Espero que no haber desvelado demasiado.
Por último, conozco esperantistas que transmiten a sus hijos el idioma esperanto y no su lengua materna. También conozco un caso de una profesora de inglés que le habla en inglés a su hija. A mí, pese a tener un excelente nivel de francés y ser partidario del esperanto, jamás se me ocurriría transmitir a mi hijo una lengua que no fuera mi lengua materna, con la que puedo expresarme con mayor facilidad.
Una corrección se hace desde el lugar de la autoridad, de la verdad. Lo complicado es cuando uno no deja ese lugar nunca y lo ve todo desde esa óptica. Hay culturas muy “correctoras” que asumen ejercer y recibir la corrección, como la francesa, por ejemplo. La española la ejerce, pero la recibe regular, creo yo.
EliminarLa elección de la lengua en la que hablas a los hijos es fascinante, y de verdad que la realidad echa por tierra casi todas las teorías.
Gracias por la participación.
Respecto al tema de la corrección, recordaba que había una cita de Mark Twain. La he buscado porque no la recordaba con exactitud:
ResponderEliminar«In Paris they simply stared when I spoke to them in French; I never did succeed in making those idiots understand their language».
Traducción: «En París solo se me quedaron mirando cuando les hablé en francés; en verdad nunca logré que esos idiotas entiendan su propio idioma».
No estoy de acuerdo en mi experiencia, pero sí da la impresión que cuanto más poderosa sea o haya sido una lengua, más exigirán los hablantes a los aprendices en la corrección de ésta.
En español la corrección a veces se entiende mal: un regionalismo no es un error, una s aspirada no es un error. En Francia el francés parisino o del centro ha sido durante varios siglos la gran referencia, ahora ya empiezan a aceptarse en televisión y radio acentos regionales. Me suena que ha llegado a haber quejas por el acento canario de una periodista en televisión, por falta de tolerancia desde una óptica castellana.
Luego está el tema de la corrección en la pronunciación de nombres extranjeros: en España está mal visto decirlo como en la lengua origen y en otros países, como Alemania, decirlo a la alemana.
Y por completar sobre el tema del esperanto: aquellos que han aprendido esperanto de niños por vía de uno de sus padres o de ambos se les denomina en el idioma "denaskuloj", que sería algo así como "los que (lo hacen) desde el nacimiento". Se dice que hay unos 4.000. No necesariamente existen por opción utópica, sino que lo más habitual es que los padres se hayan conocido como esa idioma como lengua puente o común y en casa por tanto se hable. Recuerdo un caso de un japonés y una polaca en Japón: los hijos sabían esperanto, japonés y polaco, curiosa combinación.