Estábamos
viendo el templo de Diana en Mérida y Nico (9 años mi criaturita) me dice:
- Mira
mamá, esa columnas son corinthianas*.
- ¿Anda? ¿Y cómo
sabes eso?, le
pregunto yo, recompuesta internamente después de la sorpresa y orgullo y con la lagrimilla en el rabillo del ojo, a punto
de achucharle mientras le digo ayyyyyyyyquelistoesminiño.
- Por las
hojas de la parte de arriba.
- Toma-geroma-pastillas-de-goma-que-son-pa-la-tós, se me ocurre.
Hola Sonia,
ResponderEliminarPerdona la tontería, pero no sé como contestarte directamente en el blog.
Está interesantísimo y leyéndote parece que te escucho (supongo que es justamente lo que se pretende).
Como bilingüe que soy me pareció interesantísimo y cada vez siento más no haber educado a mis hijas en un ambiente bilingüe ( no se «usaba» en aquél momento ...)
Sobre la traducción, mi nieta mayor pasó a hacerlo automáticamente - ni bien empezó a leer - con un librito en español sobre animales que le he regalado y que a ella le encantan! También intenta hacerlo con libros infantiles en francés, aunque allí
siente más dificultades.
Quizás eso dependa del niño. Carolina es muy cerebral - su primera maestra le llamaba «su filósofa» - y además solo oraliza un idioma cuando lo domina plenamente, que es el caso del inglés o del español.
Sobre lo de entenderse entre lenguas romances fue muy bien tratado en el proyecto GALAPRO de la Universidad de Aveiro en el cual colaboré en su momento.
Abraceijo
nos vemos
ML
Sí que escribe como habla, por eso leerla es tan interesante y divertido como escucharla. Si es que, ¿cómo iba a salir el niño? Pues así.
ResponderEliminarOlé!!!! Cómo se pone el emoticón destar colorá? gracias mi reina.
EliminarLos niños nos han salido estupendos, verdad?