Es verdad que la lengua es uno de constituyentes de la identidad y me parece curioso que la elección del nombre de un hijo/a en familias bilingües sea casi siempre un asunto en el que se piensa bastante.
Normalmente se decide entre nombres que sean pronunciables, si no iguales, en las lenguas vehiculares de la familia, que las puedan pronunciar por igual los progenitores o las familia, que no tengan un significado estigmativo o irrisorio en alguna de las lenguas.
Otras familias no, se deciden por un nombre de una u otra lengua sin tener en cuenta estas cuestiones, y asumen tranquilamente la diferencia fonética a la hora de llamar a los niño/as en una u otra lengua.
Nosotros lo pensamos tanto y dejamos tantos nombres fuera... y al final en "Nicolás" acaba teniendo tanto peso la sílaba tónica que en Brasil no lo llama casi nadie en español, y en francés, en la escuela, es una lucha porque pongan la tilde.Y él responde por cualquier nombre :-)
ResponderEliminarEso sí, con Clara dimos en el clavo.
Nombre que cargaremos toda la vida. Nombre que nos nombra. Algo dice de nosotros, aunque no sea el propio nombre. Nombre donado y según lo pronuciemos "danado". Matias. Lindo nombre de mi hijo, a pesar de su queja porque "é sem H", Mati, Mate... el placer de jugar con el nombre; Machias pronuncian en Venezuela intentando deshacer lo extranjero acercándose, incorporándolo a través de los sonidos.
ResponderEliminarSí señora, nombre que nos nombra :-)
ResponderEliminarGracias por el comentario amiga
Sobre lengua e indentidad, Sonia, estoy leyendo la biografía de Clarice Lispector. En ella se cuenta que, aunque vino a Brasil con un año, y creció por tanto hablando portugués, mantenía en su pronunciación del portugués algunos rasgos fonéticos que delataban su procedencia extranjera (ceceaba y pronunciaba la "r" áspera). Trabajó con ella de adulta un logopeda y llegó a corregir el problema, pero solo por un tiempo pues " A pesar de seus constantes desmentidos, ela teimava em não se livrar desse sinal imediatamente perceptível de sua condição de estrangeira. Ela se debateria ao longo de toda a vida entre a necessidade de pertencer e a tenaz insistência em manter-se à parte."
ResponderEliminarAlgunos meses después de su tratamiento, el logopeda se la encontró. Notó que había vuelto a usar sus viejas "r". Su explicación era simple: "Devia-se a seu receio de perder suas características".
Me ha impresionado, he aquí la explicación de uno de los motivos, tal vez el más fuete, y creo yo que casi siempre inconsciente, de la permanencia del acento extranjero. Yo personalmente me identifico absolutamente con esa excisión entre el pertenecer y el mantenerse aparte.
Sì, el "acento extranjero" y la "permebilidad cultural" son temas muy intenrasantes. Pásame la referencia del libro y lo incluímos.
ResponderEliminarGracias Esther
Una amiga brasileña, de padres libaneses y compañero español va a tenrr una niña y han buscado un nombre que "sirviera" para los 3 países. Qué difícil, no? Han encontrado Yasmín. Qué bonito, verdad?
ResponderEliminarConozco un español hijo de taiwaneses cuyo nombre es Jorge. Desconozco si tiene nombre chino, pero su madre lo llama Koke o algo así. Desde luego ahí no buscaron la facilidad de pronunciación en uno de los idiomas.
ResponderEliminarSobre el tema del acento, me llaman la atención los italianos residentes en Francia o Bélgica que conservan su erre décadas después.
Para terminar, un vídeo sobre un problema más bien neurológico, el síndrome del acento extranjero: http://www.youtube.com/watch?v=pXeDPo9gJos
Eduardo, a los Jorges a veces se les llama Coque (te acuedas de Coque Maya de Los Ronaldos?. Con el diminutivo han conseguido que los puedan llamar "igaul" en las 2 lenguas.
EliminarGracias por el video, muy intersante.