Hay nombres de cosas que son raros. Tal vez porque el objeto en sí ya lo sea, o por la prescinbilidad de éste.
El caso es que, familiarmente, la relación con las mesillas (de noche) ha sido intermitente e inexistente durante grandes periodos.
Y como nos sirve para lo que nos sirve, pues Clara decide resaltar el uso en vez de decir nochero (como en Colombia) o velador (como en Chile y en Ecuador) o mesita de noche (como en Venezuela, en Cuba y en Costa Rica) o mesita de luz (como en Argentina) o buró (como en México) o mesilla de noche (como en España) o, el mejor de todos, criado mudo (en Brasil): la mesilla-de-los-tapones de los oídos. La más grande -de las chicas de la casa- esta moza.
Y me encantó, claro, porque me dejó flores, olores y notitas de amor. Eso, la más grande -de las chicas de la casa- esta moza.
Por cierto, era salvia. Y lo adiviné :-D
Bueno, me acuerdo que mi hija mayor decía «arrumário» en portugués, para decir armário, o «pendura», para el cabide ... Creo que, en estos casos, el uso del objeto es importante.
ResponderEliminarQué bueno! Estoy convencida de que el uso es menos ambiguo que el nombre, que al fin y al cabo e una convención :-)
EliminarBueno, estas joyas (tu web) no se encuentran todos los días.
ResponderEliminarEl caso es que no siempre se tiene la "suerte" de tener padres de dos idiomas.
Independientemente del idioma creo que el que aprendan un segundo idioma desde pequeños les viene mejor porque lo absorben sin darse cuenta.
En mi caso he optado por el inglés,porque internacionalmente es el idioma más importante y desde que va a la guarde (ahora tiene 5 años) está aprendiéndolo.
Te dejo a ti y tus lectores mi opinión sobre aprender idiomas desde la guarde, espero te/os guste.
http://wp.me/p6QqpN-sy
Uy, qué bien! Muchas gracias por el comentario y por el enlace, tiene muy buena pinta!
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