Y me he acordado de una vez que mi abuela, nacida en Madrid en 1906, veía a Chicho Sibilio jugar al baloncesto (qué viejuno queda esto 🙎) en el Barça y tuvimos una conversación tal que "Fíjate, este chico de dónde será" y yo "pues no sé, igual de España, "pero hija, cómo va a ser español si es negro"
Por que en España somos todos blancos, no faltaba más. Solo hay que ver cómo nos ha sentado lo de denominar a Banderas como hombre de color por parte de la prensa norteamericana. O solo hay que ver una serie en Netflix, Criminal rodada con el mismo formato en Alemania, España, Francia y Reino Unido, y sólo en los capítulos españoles el elenco es blanco. A excepción de un detenido que tiene una madre árabe. En España somos exclusivamente blancos.
Pero a lo que iba es que estas navidades a Clara y a Nico les decían que tenían acento cuando hablaban en portugués. Y lo curioso era que se lo decían cuando, o bien hablaban en español entre ellos o conmigo, o cuando usaban alguna palabra o expresión que no era brasileña. Que es un poco lo que les pasa cuando van a #Alcorcón, que les notan un acento diferente a los niños que se han criado solo allí. El "milagro" se produce en francés, donde les leen como franceses y las conversaciones casi siempre son al ver el primer apellido (que es el mío!!) "bueno, tu padre no es francés pero tu madre sí, no?"
El debate, fascinante, es el de siempre, el antiguo, el de la tierra o el de la sangre; el de lo único o el de lo múltiple.
Pessoa, tan múltiple él en su literatura, leído a veces como esquizofrénico incluso (me-la-estoy-jugando) en la identidad lingüística se la jugó poco y nos dio cuerda para tirar y estudiar.
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