Hay nombres de cosas que son raros. Tal vez porque el objeto en sí ya lo sea, o por la prescinbilidad de éste.
El caso es que, familiarmente, la relación con las mesillas (de noche) ha sido intermitente e inexistente durante grandes periodos.
Y como nos sirve para lo que nos sirve, pues Clara decide resaltar el uso en vez de decir nochero (como en Colombia) o velador (como en Chile y en Ecuador) o mesita de noche (como en Venezuela, en Cuba y en Costa Rica) o mesita de luz (como en Argentina) o buró (como en México) o mesilla de noche (como en España) o, el mejor de todos, criado mudo (en Brasil): la mesilla-de-los-tapones de los oídos. La más grande -de las chicas de la casa- esta moza.
Y me encantó, claro, porque me dejó flores, olores y notitas de amor. Eso, la más grande -de las chicas de la casa- esta moza.
Por cierto, era salvia. Y lo adiviné :-D