En mi casa, o por lo menos conmigo, hay una negociación constante con mis hijos en relación al tiempo o a los tiempos. En general, siendo bien hippy, siempre les pido que hagan algo en un mal momento y por eso, en general - para seguir con el jipismo-, me responden que espere, que tienen que terminar una página, o un capítulo, o una pieza de lego o que los muñecos hagan algo importantísimo. Y a mí se me cruzan los cables. A veces. Más jipismo.
Y los cinco minutos se alargan, y casi siempre hay cinco más, y así vamos. El caso es que cuando les digo "cinco minutos de reloj" se lo acaban tomando como deverdadelabuena, y eso del reloj toma una dimensión de seriedad formidable.
El caso es que el otro día yendo la cole, siempre con el tiempo justo, Clara me preguntó que hora era. Y me dijo, "Pero de reloj eh, dime qué hora es de reloj". La nena.
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