Este año 2018 está siendo bastante intenso y recordable -en nuestra familia tb, lamentablemente- en el país en el que vivimos.
Acabamos de pasar por unas elecciones que han puesto en tela de juicio, entre muchas otras cosas, el entramado social y sobre las cuales se escribirán muchas cosas desde muchos ángulos. Y en casa las hemos vivido con dos hijos ya "gente", politizados y ávidos de entender y participar.
Y anteanoche Clara comenta
"Estaba pensando que si soy Presidente no sé cómo quiero que me llamen, porque por ejemplo por el apellido Bolsonaro, Haddad, no parece que soy mujer. Pero Clara, como Dilma, sólo por el nombre queda como muy familiar"
En este estado de labilidad emocional en el que estoy le decía con la garganta hinchada y llorosa perdida que podía ser nombre y apellido, como Michelle Bachelet.
Temas a desarrollar y a trabajar:
- Hay esperanza
- La representatividad y la visibilidad es fundamental
- Los nombres y apelativos importan y conforman la autoimagen.
P.S. El título de esta entrada recupera el programa fantástico de Fernando García Tola que entre 1983 y 1985 nos permitió pensar aquellos que entrábamos en la adolescencia que era posible ser presidente.
P.S. 2. : Clara no usa el subjuntivo, enuncia en indicativo 💪